domingo, 20 de abril de 2014

Trágico ballet…V


Transcurridos algunos días, aparte de la universidad había tomado la decisión de ocupar mas mi tiempo de manera de no verle tanto mientras pasaba por ese trance feliz de su boda y me inscribí en unas clases de inglés, así, entre ese curso, la universidad y el trabajo cesaron considerablemente mis encuentros con ellos.

Una noche, mientras realizaba una tarea de diseño gráfico, tocaron a mi puerta, se trataba de Dueña… Realmente me sorprendí puesto que ya iba para un mes que no teníamos contacto alguno.

Traía los ojos hinchados de haber llorado bastante, realmente lucía un aspecto terriblemente estropeado.

-¿Dueña, que te ocurre?

Le pregunté sorprendido de su estado y soltando una mochila que llevaba en sus manos me abrazó y sin dudarlo le correspondí….

-¿Por qué lloras? - Cuestioné mientas entrábamos al departamento y la llevaba al sofá sin dejar de abrazarla.

-¡Mi madre y mi padre han discutido fuertemente conmigo y me fui de casa!

- Pero….

- No quiero hablar de ello.

Me quedé a su lado hasta que se quedó dormida, debió ser el pleito demasiado fuerte para hacer que decayera de esa manera, y conociendo su carácter y fortaleza, me cayó de sorpresa su derrota.

Al día siguiente me pidió le dejara quedarse aquí y se lo permití y le concedí la habitación contigua a la mía. Entre ella y yo hacia tiempo que no ocurría nada, nuestra relación parecía estar acabada y seguíamos discutiendo, pero yo le había tomado afecto, yo la conocía como realmente era, como nadie jamás lo haría. Resultó entonces, que a los pocos días me di cuenta de que por las noches se escabullía y regresaba, en ocasiones, hasta el amanecer y eso me preocupaba hasta cierto punto. Así que una noche, intrigado, la seguí.

Caminó por unos quince minutos y se sentó a los pies de un monumento en el parque cerca de mi casa; le hubieras visto, se veía linda y dulce… Me gustaba su forma tan provocativa de vestir y de caminar que me preocupé mas de que siendo tan arrebatadora anduviera sola a esas horas… Cuando me disponía a ir con ella, un hombre llegó, tomaron asiento y platicaban con caras de preocupación y luego sonrieron acercándose hasta besarse. Creo que debía en ese momento llenarme de celos o darme rabia ya que Dueña aun era mi novia, pero yo amaba a otro y ella para mi era totalmente libre de estar con quien su corazón le dijera. Si ese era el hombre que quería yo no me iba a interponer pero… ¿por qué ella no me había comentado nada de ese asunto?

Regresé a casa y en mi alcoba esperé su regreso para asegurarme que había llegado bien. Escuché sus pasos dirigirse a mí y me apresuré a meterme en la cama para que no me viese despierto. Entró y cerró la puerta, y en momentos, la sentí sobre mi y comenzó a quemar mi piel con el fuego de su cuerpo…fingí despertar.

- Dueña ¿qué haces?

- Todavía lo preguntas, tonto… quiero hacer el amor contigo.

En ese momento pensé "¿Qué está loca?"  Tenía a un hombre al que besó y viene a seducirme…

- ¡¿A qué, se supone, estamos jugando?! - Me enderecé y le dije alejando su desnuda figura.  -¡Hoy no quiero nada, aléjate… no estoy de humor!

Intentó convencerme pero recibió una evasiva similar y cuando vio que comenzaba a molestarme su insistencia.

-Tú ganas, Néstor, me hubiese gustado que me hicieras tan feliz como otras noches.

Fue extraño y confuso pero Dueña tramaba algo y eso si era seguro, ya que habíamos tenido anteriormente escenas como está y eran pleitos cuando no la deseaba, y ahora sin más se aleja…

No podía quedarme así, tenía que saber lo que pasaba. Dueña es una mujer complicada de insaciables deseos…su fogosa y carismática imagen le metían constantemente en problemas.

Dueña, si… esa mujer es todo un reto y quien la conquiste ganara la gloria en vida.

A la mañana siguiente mi desayuno estaba en la mesa, con flores…

Realmente me estaba aterrando y no sólo eso: lavaba mi ropa, planchaba, y su agresividad de fiera estaba situada en la sumisión absoluta…pero sus citas con ese hombre eran constantes, en ocasiones se iban a un hotel de paso y luego llegaba a intentar que me entregase a sus encantos cosa que no aceptaba, realmente, creme que era extraño.

Mientras la observaba regresar, una madrugada, desde mi balcón, vi que la perseguía un hombre, quien le detuvo, me puse en alerta, me coloqué el abrigo cuando me percate de que este la tocaba y babeaba con su boca, y ella de regalada… Eso no lo soporté y bajé encabronado. A él le partí su madre y a ella me la llevé del brazo mientras me maldecía una y otra vez. No me importó y sin decir nada la metí en su recamara y cerré la puerta bajo llave en lo que me deshacía de ese coraje.

Amaneció y ella se había cansado de patear la puerta y quizás se encontraba dormida. Yo seguía molesto fumando en el balcón, viendo los rayos del sol irrumpir en la estancia. Tomé las llaves, abrí su cuarto y me aproximé a su cama…,

Dormía envuelta en su cobertor y con la ropa puesta…le acaricie la cara retirando los rizos de su mejilla, abrió sus ojos mirándome despreciativamente, se enderezó y golpeándome el rostro sorpresivamente me gritó llorando.

-¡¡¡PERRO!!!




CAPÍTULO VI

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