Transcurridos algunos días, aparte de la universidad había
tomado la decisión de ocupar mas mi tiempo de manera de no verle tanto mientras
pasaba por ese trance feliz de su boda y me inscribí en unas clases de inglés,
así, entre ese curso, la universidad y el trabajo cesaron considerablemente mis
encuentros con ellos.
Una noche, mientras realizaba una tarea de diseño gráfico,
tocaron a mi puerta, se trataba de Dueña… Realmente me sorprendí puesto que ya
iba para un mes que no teníamos contacto alguno.
Traía los ojos hinchados de haber llorado bastante,
realmente lucía un aspecto terriblemente estropeado.
-¿Dueña, que te ocurre?
Le pregunté sorprendido de su estado y soltando una mochila
que llevaba en sus manos me abrazó y sin dudarlo le correspondí….
-¿Por qué lloras? - Cuestioné mientas entrábamos al
departamento y la llevaba al sofá sin dejar de abrazarla.
-¡Mi madre y mi padre han discutido fuertemente conmigo y me
fui de casa!
- Pero….
- No quiero hablar de ello.
Me quedé a su lado hasta que se quedó dormida, debió ser el
pleito demasiado fuerte para hacer que decayera de esa manera, y conociendo su
carácter y fortaleza, me cayó de sorpresa su derrota.
Al día siguiente me pidió le dejara quedarse aquí y se lo
permití y le concedí la habitación contigua a la mía. Entre ella y yo hacia
tiempo que no ocurría nada, nuestra relación parecía estar acabada y seguíamos
discutiendo, pero yo le había tomado afecto, yo la conocía como realmente era,
como nadie jamás lo haría. Resultó entonces, que a los pocos días me di cuenta
de que por las noches se escabullía y regresaba, en ocasiones, hasta el
amanecer y eso me preocupaba hasta cierto punto. Así que una noche, intrigado,
la seguí.
Caminó por unos quince minutos y se sentó a los pies de un
monumento en el parque cerca de mi casa; le hubieras visto, se veía linda y
dulce… Me gustaba su forma tan provocativa de vestir y de caminar que me
preocupé mas de que siendo tan arrebatadora anduviera sola a esas horas… Cuando
me disponía a ir con ella, un hombre llegó, tomaron asiento y platicaban con
caras de preocupación y luego sonrieron acercándose hasta besarse. Creo que
debía en ese momento llenarme de celos o darme rabia ya que Dueña aun era mi
novia, pero yo amaba a otro y ella para mi era totalmente libre de estar con
quien su corazón le dijera. Si ese era el hombre que quería yo no me iba a
interponer pero… ¿por qué ella no me había comentado nada de ese asunto?
Regresé a casa y en mi alcoba esperé su regreso para
asegurarme que había llegado bien. Escuché sus pasos dirigirse a mí y me
apresuré a meterme en la cama para que no me viese despierto. Entró y cerró la
puerta, y en momentos, la sentí sobre mi y comenzó a quemar mi piel con el
fuego de su cuerpo…fingí despertar.
- Dueña ¿qué haces?
- Todavía lo preguntas, tonto… quiero hacer el amor contigo.
En ese momento pensé "¿Qué está loca?" Tenía a un hombre al que besó y viene a
seducirme…
- ¡¿A qué, se supone, estamos jugando?! - Me enderecé y le
dije alejando su desnuda figura. -¡Hoy
no quiero nada, aléjate… no estoy de humor!
Intentó convencerme pero recibió una evasiva similar y
cuando vio que comenzaba a molestarme su insistencia.
-Tú ganas, Néstor, me hubiese gustado que me hicieras tan
feliz como otras noches.
Fue extraño y confuso pero Dueña tramaba algo y eso si era
seguro, ya que habíamos tenido anteriormente escenas como está y eran pleitos
cuando no la deseaba, y ahora sin más se aleja…
No podía quedarme así, tenía que saber lo que pasaba. Dueña
es una mujer complicada de insaciables deseos…su fogosa y carismática imagen le
metían constantemente en problemas.
Dueña, si… esa mujer es todo un reto y quien la conquiste
ganara la gloria en vida.
A la mañana siguiente mi desayuno estaba en la mesa, con
flores…
Realmente me estaba aterrando y no sólo eso: lavaba mi ropa,
planchaba, y su agresividad de fiera estaba situada en la sumisión
absoluta…pero sus citas con ese hombre eran constantes, en ocasiones se iban a
un hotel de paso y luego llegaba a intentar que me entregase a sus encantos
cosa que no aceptaba, realmente, creme que era extraño.
Mientras la observaba regresar, una madrugada, desde mi
balcón, vi que la perseguía un hombre, quien le detuvo, me puse en alerta, me
coloqué el abrigo cuando me percate de que este la tocaba y babeaba con su boca,
y ella de regalada… Eso no lo soporté y bajé encabronado. A él le partí su madre
y a ella me la llevé del brazo mientras me maldecía una y otra vez. No me
importó y sin decir nada la metí en su recamara y cerré la puerta bajo llave en
lo que me deshacía de ese coraje.
Amaneció y ella se había cansado de patear la puerta y
quizás se encontraba dormida. Yo seguía molesto fumando en el balcón, viendo
los rayos del sol irrumpir en la estancia. Tomé las llaves, abrí su cuarto y me
aproximé a su cama…,
Dormía envuelta en su cobertor y con la ropa puesta…le
acaricie la cara retirando los rizos de su mejilla, abrió sus ojos mirándome
despreciativamente, se enderezó y golpeándome el rostro sorpresivamente me
gritó llorando.
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