Los ensayos de la banda, y después de lo
ocurrido, era normal que cesaran.
Constantemente Dark y Jimmy me buscaban pero
me negaba y sólo me limitaba a escuchar silenciosamente los rumores entre las
personas de lo que según ellos, pasaba en el Trágico ballet.
Dueña, una mañana, ya no estaba en mi casa… Se
había marchado dejándome una nota de agradecimiento, pero no me importó, puesto
que mi mente sólo se enfocaba en una sola realidad, sólo esperaría el tiempo
suficiente para buscarle; en tanto, toleraría cada mirada y rumor en mi contra.
La escuela, el trabajo, los amigos, todo para
mi quedó en último lugar y dejé como mi única compañía el licor.
Pasado dos meses pensé que era suficiente de
esa pesadilla. De hallarme dormido entre botellas vacías observando como se acumulaba
el polvo. Así que tomé una larga ducha al tiempo que despejaba de tantos
pensamientos depresivos mi cabeza…me salí desnudo del cuarto de baño y me miré
al espejo, causaba pena mi estado.
Busqué un pantalón de tela negra ligera y una
camisa de terciopelo que me regalara Kastronovo en mi cumpleaños; me agrada
mucho usar “minifaldas” sobre los pantalones así que busque la que mejor lucia.
Cepillé mi cabello largo y lo recogí con una liga a la altura de la nuca, me
maquillé y delineé cuidadosamente mis ojos, hacer todo ese ritual al vestirme
me hacía sentir bien, tomé mi morral después de pintarme las uñas y colocarme
una boina sobre la cabeza, abrí la puerta con la intención de ir a verle, pero
toda esa determinación de la cual me había armado, desapareció en un instante
ya que allí estaba él… parado frente a mi puerta, a punto de llamar a ella…
- Bue...Buenos días…
Fue un impacto verle tan de repente y al
parecer él se veía igual de perturbado.
- ¿¡¡Kastronovo!!?
- Pensaba tocar la puerta con el pensamiento
de que quizás no abrieses.
Respiré y tomé postura.
- Pasa…
- Gracias…
Cerré la puerta y el silencio parecía no caber
en el departamento… Mi corazón temblaba y me preguntaba dónde había quedado
todo el valor y determinación que había reunido hace unos instantes para ir a
verle.
-Néstor… ¿Por que lo hiciste? ¿Porque
quebrantaste mi confianza?
Se apoyó, de frente, hacia el cristal del
balcón, y en su reflejo, se podía ver contener las lágrimas.
- Escucha…
- Y como un cobarde te desapareces sin más.
Dejé caer mi morral.
-Todo fue un mal entendido… Se que lo que
viste me inculpa pero créeme que jamás me atrevería siquiera en pensar en
afectarte de tal manera…Eres mi amigo.
-¡¡¡CALLATE!!!… Ella es lo que yo deseaba para
compartir la vida.
Se viró apoyando su cuerpo de espalda al
cristal, colocando sus brazos en su rostro…y sin más al tiempo que sus lágrimas,
se dejo caer al suelo. Créeme que ya no me pude contener. Corrí llorando a su
lado, lo sujeté e intenté levantarle.
-¡Ponte en pie… no te quiero ver así!
Me arrojó.
-Si no querías verme así, ¿por qué lo hiciste?
¿Por qué te revolcabas con ella?... Y yo… yo me negaba a creerlo porque para mi
tu no eras capaz de eso…
-¿Y porque dejaste de creerlo? ¿Sólo porque
tus ojos te engañaron? - Pregunté
ahogándome entre sollozos…
Nos miramos, y le dije con toda la sinceridad
que podía expresar en toda mi vida.
-Jamás eh tenido la intención para con tu
novia, jamás me atrevería a dañarte…prefiero morir antes de siquiera pensarlo.
Eso fue todo y se marchó al concluir mis
palabras.
Continua en Trágico Ballet IX...
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